Rodríguez-Méndez trabaja en proyectos en los que implica diferenciados lenguajes al margen de la influencia del espacio expositivo y que analizan los principios materiales de la propia escultura y de la experiencia esencial y física del hombre. Una aproximación al nexo entre acción y escultura y al equilibrio de materias e influencia energética entre ambas. El uso de cilindros, turba y aceite, el sonido, palabra y cuerpo interpretadas como formas y materiales inasibles, como geometrías elementales y absolutas, cuestionan y alteran el proceso de construcción y la decisión sobre el término de una obra. Rodríguez-Méndez interviene sobre la incorporeidad del material y la condición abierta y latente de sus obras, en un juego de pérdidas y restituciones que atestiguan la presencia definitiva y esencial de vida y cambio.